El lunes 18 de octubre el Centro Integral de Atención “Casita de Belén” abre sus puertas para recibir a las familias de Orán. Así lo anunció, con gran emoción, el equipo de voluntarios de Alabado Seas. Se trata de un espacio construido de manera comunitaria para brindar atención y cuidado de la salud a los hermanos que más lo necesitan.
Desde que Alabado Seas inició el proyecto social junto a la Parroquia San José, para acompañar a familias en situación de vulnerabilidad -y particularmente a quienes trabajan y viven en las cercanías del basural-, descubrieron que una de las necesidades urgentes era el acceso y cuidado de la salud. Después de mucho esfuerzo y trabajo en equipo, se concreta un gran sueño para la comunidad.
Casita de Belén, un signo de esperanza
En la tarde del jueves, Adriana y Antonella -integrantes de la Parroquia San José y voluntarias del proyecto Alabado Seas- convocaron a las familias que asisten al comedor Casita de Belén para anunciarles la apertura del Centro de Salud.
El comedor que funciona en la sede parroquial recibe cerca de 180 y 200 niños diariamente para el almuerzo. Como expresó una de las voluntarias: “desde la próxima semana los niños también recibirán asistencia médica”.
El nuevo espacio contará con la presencia de profesionales médicos, quienes sumaron su participación voluntaria al proyecto. De lunes a viernes ofrecerán atención en distintos horarios, en las especialidades de clínica médica, pediatría, medicina familiar, enfermedades pulmonares y problemas de piel.
La Casita de Belén es un lugar sencillo, construido con el esfuerzo de la comunidad y con lo que cada uno tenía para aportar. Su presencia es signo del cuidado de la vida, un espacio que trae esperanza a las realidades más olvidadas.
El voluntariado de Alabado Seas en San Ramón de la Nueva Orán
El proyecto de acompañamiento e intervención comunitaria de Alabado Seas nació para estar cerca de las familias de la localidad salteña de Orán que se encuentran en situación de alta vulnerabilidad y riesgo social.
La misión comenzó dentro del radio de la Parroquia San José. En esta zona de la ciudad trabajan, en condiciones insalubres, muchas personas que separan productos reciclables. Algunos de ellos, incluso, armaron sus viviendas en el basural.
Ante la realidad de pobreza, marginalidad, carencia de recursos básicos y problemas de salud -vinculados a enfermedades causadas por el contacto con residuos y contaminación del ambiente- los voluntarios de Alabado Seas, en comunión con la Parroquia, se lanzaron a la tarea de construir un centro de salud que acompañe la realidad de las familias.