Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19 la Misión Rural de Federal, Entre Ríos, no ha detenido su paso para acompañar a quienes se encuentran más alejados y con distintas necesidades materiales y espirituales.
Cuando los contagios aumentaron considerablemente en la zona, los voluntarios de la Obra de María tomaron la iniciativa de hacer una colecta de alimentos no perecederos para ayudar a las familias que se encontraban aisladas y carentes de recursos. Con el apoyo de la comunidad, lograron armar entre 18 y 20 módulos de alimentos que fueron entregados al COE local (Comités Operativos de Emergencia) para luego ser distribuidos.
En este recorrido la Misión de Federal se ha ampliado para tender puentes con otras instituciones, lo que permite extender la ayuda a través de una red de trabajo voluntario. Mediante el nexo con escuelas rurales y el Hospital Justo José de Urquiza de la ciudad, han logrado acercar ropa de abrigo y colchones a numerosas familias.
Como comparte Mirta, una de las voluntarias, a cada paso se ensancha el corazón y se multiplican los aprendizajes: “en el caminar misionero hemos logrado dar no solo lo material sino también la tarea de la escucha. Nosotros damos pero escuchamos lo que la persona está necesitando. Tenemos una hermosa misión en la tarea de la escucha y el acompañamiento”.
Así, los tiempos de aislamientos han diversificado los gestos y las formas de misionar, para hacer posible una presencia cercana y constante en la vida de los hermanos que más lo necesitan.