La Oración por la Tierra del Papa Francisco, que forma parte de su encíclica Laudato Si’, nos recuerda que el cuidado de la creación no es un añadido, sino parte esencial de nuestra fe. Cuidar la Casa Común significa reconocer en cada criatura un reflejo del amor de Dios, abrazar con ternura lo que existe y asumir la responsabilidad de proteger la vida y la belleza del mundo que compartimos.

En Hombre Nuevo, esta misión cobra forma concreta en la obra Alabado Seas, un espacio que busca encarnar este compromiso en acciones de servicio y transformación. Allí, jóvenes, familias y comunidades se reúnen para pensar, rezar y actuar en torno a la ecológia, a través de obras concretas como un centro de salud, una cooperativa de trabajoy un comedor, todo en una misma comunidad, promoviendo estilos de vida más responsables y solidarios.
El Papa nos invita a no ser depredadores, sino guardianes de la vida, sembradores de belleza frente a la cultura del descarte. Alabado Seas responde a ese llamado creando conciencia, organizando actividades comunitarias y trabajando junto a otras iniciativas para proteger a los más pobres y vulnerables, siempre ligados a la tierra y a la creación.
Esta obra no es solo un proyecto, sino un camino de conversión ecológica que quiere contagiar esperanza y compromiso. Como dice la oración del Papa Francisco en su encíclica sobre el cuidado de la casa común (LAUDATO SÍ):
“Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos belleza y no contaminación y destrucción.”
En cada obra, desde la cooperativa de reciclaje hasta el centro de salud, se renueva la certeza de que cuidar la Casa Común en cualquier contexto y circunstancia, es también cuidar de los hermanos más frágiles.
Hoy, más que nunca, necesitamos animarnos en la lucha por la justicia, el amor y la paz. Que la espiritualidad de Laudato Si’ y el testimonio de Alabado Seas nos impulsen a vivir con la certeza de que otro modo de habitar la tierra es posible.
Oración por la Tierra – Papa Francisco (Laudato Si’)
Dios todopoderoso, que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú que abrazas con tu ternura todo lo que existe,
derrama sobre nosotros el poder de tu amor,
para que podamos proteger la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas,
sin dañar a nadie.
Oh Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra,
tan preciosos a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo y no depredadores,
para que sembremos belleza y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones de quienes buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Acompáñanos en este camino hacia tu luz infinita.
Te damos gracias por estar con nosotros cada día.
Anímanos, te rogamos, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
Amén.