El proyecto Belén Nazaret Salta cumplió dos años desde que comenzó a realizar sus primeras actividades en el transcurso de la pandemia. En el programa «Bienaventurados» de Radio María Argentina, Vilma y Claudia, integrantes del equipo, compartieron algunas novedades que son reflejo de lo vivido en este tiempo.
«Es un camino riquísimo y que no deja de sorprendernos a cada paso. Muchas de nosotras entramos haciendo una propuesta desde nuestra mirada a Belén Nazaret y el Señor nos fue llevando por otros caminos con un crecimiento muy grande para cada uno de nosotros», fueron las palabras de Claudia al iniciar el diálogo.
Si bien el objetivo principal de Belén Nazaret es acompañar a mamás y a sus niños que atraviesan distintas situaciones de vulnerabilidad, Claudia explicó que también toman contacto con la realidad de otras mujeres que viven situaciones diversas. Aunque sean problemáticas que no encuadran con la idea original del proyecto, procuran acompañarlas a través del trabajo en red, vinculándose con otras instituciones capaces de ayudar.
Al respecto, Vilma compartió una de las experiencias más recientes de un valioso camino de solidaridad en red iniciado en la localidad salteña de San Antonio de los Cobres.
El encuentro con San Antonio de los Cobres
«Son hilitos que se están empezando a anudar», dijo Vilma al referirse a esta nueva realidad de servicio.
San Antonio de los Cobres se encuentra a 200 kilómetros de Salta capital. Su ubicación y su clima riguroso son algunos de los factores que hacen que la vida sea muy difícil para la gente de la zona. Además de que no hay muchas posibilidades de trabajo o de proyectar una vida para los jóvenes, explicó Vilma, y agregó que «la zona tiene cerca de 5 mil habitantes pero están muy repartidos en distintas localidades más pequeñas, e incluso gente que vive en los cerros. Esa realidad hace que surjan otros problemas y otras necesidades que, sin pensarlo, llegaron a nosotros«.
Fue así como el equipo de Belén Nazaret conoció a Amalia, una policía que trabaja en San Antonio de los Cobres. Ella estaba buscando ropa de abrigo para llevar a la comunidad y desde la casa de Belén Nazaret se pusieron en contacto para entregar donaciones.
El encuentro con Amalia les permitió conocer más sobre las realidades de vida de sus hermanos salteños, donde hay situaciones de gran vulnerabilidad, de abusos y violencia. «Es necesario empezar a ver esa realidad que por ahí no la conocemos o pensamos que es tan lejana. Por eso sentimos la necesidad de hacer algo», contó Vilma.
Ante la dificultad de poder estar físicamente en San Antonio de los Cobres, actualmente el equipo de Belén Nazaret busca generar una red con personas e instituciones de la zona que estén comprometidas con las mismas problemáticas.
«Sabemos que hay gente con quienes podemos unirnos para ver qué podemos aportar cada uno y trabajar para que todos empujemos para el mismo lado. Y desde ahí juntos poder planear algo que sirva, que llegue en estos momentos de necesidad y así poder aportar nuestro granito de arena para que la realidad de esta gente tan olvidada de los cerros pueda cambiar un poquito aunque sea, expresaron las voluntarias.
Primeros logros del trabajo compartido
Dentro del trabajo en red surgió la necesidad de una niña que vive en un paraje de San Antonio de los Cobres. Ella tiene una discapacidad física y requería de un andador ortopédico.
Al conocer la situación, el equipo de Belén Nazaret tomó contacto con Cilsa, una Organización no Gubernamental que trabaja por la inclusión de personas con discapacidad y en situación de vulnerabilidad social.
A través de este encuentro y unión de manos solidarias fue posible conseguir el recurso necesario para mejorar la calidad de vida de la pequeña niña de cuatro años.
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