Como familia de la obra de María cada año estamos invitados a “consagramos personal y comunitariamente para ser uno con el alma de María para hacer presente, su voz, su imagen, sus gestos de amor en el servicio cotidiano y reflejar la presencia de la Buena Noticia de la que está embarazada”.
Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se llena de gozo en Dios mi salvador”, (Lc. 1, 39-56).
Tomando el canto de María en el Magníficat, que nos introduce a este tiempo de consagración, y sabiéndonos ¨Cantores de Esperanza¨, tal y como nos invita el Papa, nos abrimos como Obra a la oración, la reflexión y la acción comunitaria.
En este mes de preparación, a través de un subsidio semanal, reforzaremos nuestra oración mariana para adentrarnos en la gracia jubilar, que viviremos a partir del próximo 8 de diciembre, para compartirla en gestos concretos.