El espacio de laborterapia reúne todos los miércoles a los residentes del Hogar para realizar diferentes actividades artísticas. Junto a un equipo de voluntarias llevan a cabo tareas de pintura, cerámica y tejido. También comparten momentos de música, teatro y poesía.
Carolina Baroni forma parte del equipo de trabajo y contó que al iniciar el año realizaron una encuesta para conocer las actividades que despertaban más interés entre los abuelos del Hogar.
La primera actividad del año fue la elaboración de una serie de cuadros pintados con acrílico, representando las distintas estaciones del Vía crucis. “Todos esos cuadros fueron colgados en la capilla del Hogar. Fue una belleza, hubo muchísimo compromiso de parte de los abuelos”, recordó Carolina.
Las siguientes tareas incluyeron trabajos con cerámica, elaborando macetas, y telar, con el objetivo de hacer almohadones o mantas.
Pero además de los talleres el espacio de laborterapia se abre para poner en práctica variadas expresiones artísticas. “Para el 25 de mayo pudimos degustar unos riquísimos pastelitos en el Hogar y compartir actividades especiales, de música y canto, en relación a los festejos patrios”, contó Carolina y agregó que los próximos encuentros incluyen teatro y poesía, para preparar una obra sobre el 9 de julio, Día de la Independencia.
Testimonio. Lo que deja el tiempo compartido en el Hogar
«Soy Laura Paz. Estoy como voluntaria en el Hogar El Buen Samaritano de Hombre Nuevo, en Córdoba. Empecé en el año 2018 cuando otra voluntaria me invitó a conocerlo. Actualmente realizo visitas una vez por semana, todos los miércoles con el equipo de laborterapia.
De mi experiencia en el hogar, lo más fundamental que rescato es el compromiso del equipo, un equipo que se va formando a medida que vamos caminando y es una interrelación -con la Obra de María, entre nosotras, con los abuelos-. Como dice en el Sínodo, es un ‘caminar juntos’.
Lo más importante para mi es poder ofrecer mucha paciencia, mucha ternura y mucho compromiso. También es importante hacerlo sin esperar. Aunque a veces uno quisiera ver otros o ciertos resultados. Pero el servicio por el puro y simple hecho de que somos hermanos y un otro igual que yo, es una gran cosa que llena mi alma. Es una parte mía que necesito vivir.
Siento que es una parte importante de mi ser, de mi identidad, de mi persona y, por supuesto, como hija de Dios, como cristiana y creyente. Pero principalmente como ser humano. Creo que está grabado en mi naturaleza y que Jesús me lo pide y me lo recomienda en el Evangelio.
Solo tengo que dar el Sí, por más que no siempre esté dispuesta. Es como ese remedio que tenemos que tomar o esa comida saludable que uno come para que después se vean los frutos. Y el fruto ya es, ahora, es sentir que soy más yo, más Laura en su mejor versión.
Y saber siempre que lo que nos diferencia son solo las circunstancias, que como seres humanos somos exactamente iguales».
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