Gladys inició su camino como voluntaria en el año 2001 en el «Comedor San José», cuando a través de la obra de Hombre Nuevo se preparaba la comida para los hermanos que vivían en la calle. En el programa Bienaventurados de Radio María Argentina compartió su testimonio y recordó la historia que la llevó a encontrarse con el Hogar El Buen Samaritano.
Para Gladys el voluntariado en Hombre Nuevo transformó su vida: «es la familia que elegí para poder dar una mano y donde me dieron más manos de las que yo di». En el 2001, año marcado por un difícil contexto social y económico, se sumó al voluntariado del Comedor San José para acompañar -con presencia y un plato de comida- a quienes vivían en la calle.
«Más allá de que uno primero comienza sirviendo y el otro recibiendo, terminamos siendo familia. Recuerdo que en ocasiones he llegado muy mal al Comedor y verdaderamente salía muy feliz. Por eso cuando decimos ‘cambian sus vidas, transforman las nuestras’ eso es totalmente verdadero», recuerda Gladys.
Tiempo después su servicio continuó en el Hogar El Buen Samaritano, cuando se inauguró la casa en el Barrio San Martín de la ciudad de Córdoba, para acoger a los hermanos que vivían en la calle. Allí compartió muchos años con los abuelos y también variadas experiencias que acrecentaron el sentir de familia. «El Hogar ha sido y sigue siendo mi familia general. He compartido Año Nuevo en la casa, he ido al hospital a cuidar a los abuelos muchas veces… Y eso, si no te sentís como familia, es difícil que lo hagas», cuenta Gladys.
Aprendizajes del voluntariado
Para Gladys, el tiempo compartido en el Comedor y luego en el Hogar fue una experiencia de mucho aprendizaje y la confirmación de que con muy poco podemos ser muy felices. «Todos los dones y carismas que Dios nos regala es lo que tenemos que poner al servicio. Y quizás no creer que el voluntariado o ir a hacer este tipo de servicio te tiene que llevar mucho tiempo. Yo siempre decía: dos horas o una hora, pero mantenerlo, hacerlo constancia. Porque el amor se va abriendo, y se va abriendo cada vez más. Tanto para nosotros, como para quienes reciben. Aunque uno recibe más que ellos«.